LA DIASPORA DEL REURGIR Y LA POLITICA EXTERIOR CHINA
LA GEOPOLITICA CHINA ENTRE 1949-1980
De Pedro Nicolas (2009). El conflicto fuera de Xin Jiang: La diáspora Uigur y la política exterior china. Revista, Real el Cano. N 138. 1-7. Consultado el 5 junio del 2010 en:
http://http://www.realinstituelcano.org/wps/wcm/connect/89d14f804fc6f113aa27ff8bf7fc5c91/ARI138-2009-de-pedro-Xinjiang
Antecedentes históricos
En 1949, con el artículo de Mao Zedong “Adiós Mister Stuart Mill”1, por medio del cual el líder chino despidió al último embajador norteamericano, China rubricó lo que ya correspondía a una realidad: se abría la etapa del bloqueo occidental contra ella, que se sumaba al del mundo capitalista contra la Unión Soviética. China sólo tendría que esperar dos años para verse inmersa en su primer conflicto de la segunda posguerra mundial con la potencia número 1: la guerra de Corea (1951-1953). Vio las fuerzas aliadas, encabezadas por el comandante de las tropas de Naciones Unidas, el General Mc Arthur, adentrarse en la frontera chino-coreana y entendió que los estadounidenses no iban por Corea sino que intentaban invadirla a ella y estrangular en su cuna a la República Popular. China había resuelto una tarea fundamental, el establecimiento de su soberanía en Tíbet (1950), pero quedaba el tema mayor de Taiwán, territorio en el cual Chiang Kai-shek había instaurado una llamada República de China, de carácter anticomunista. La paciencia china podía lograr que Pekín esperara la entrega voluntaria de Hong Kong, en 1997, por parte de Inglaterra, así como la de Macao, en 1999, por parte de Portugal. Frente a la isla, el problema era, y lo sigue siendo hasta hoy, de tensión y confrontación permanentes.
La victoria en la guerra de Corea, que en gran parte fue una guerra chino-estadounidense en territorio coreano, tuvo para China un costo en vidas y en recursos materiales muy grande y retrasó por varios años el plan de instauración de un régimen socialista.
El primero y único viaje de Mao al exterior fue a Moscú en 1949, cuando aún estaban estacionadas en Dalian o Puerto Arturo las tropas soviéticas. Ya no tenían el pretexto, para permanecer en territorio chino, de expulsar a los invasores japoneses. No fue fácil sacarlos. Mao tuvo que extender su estadía en Moscú, tratando de vencer la resistencia de Stalin a desocupar Dalian. Eran dos visiones adversas, dos miradas diferentes sobre el modelo económico, sobre la guerra, sobre cada aspecto de las agendas interna y externa, a pesar de lo cual suscribieron un plan completo de cooperación que le permitió a China echar a andar una serie de obras de ingeniería vial y fabril.
El XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética (1957), donde su Secretario General Nikita Jrushchov denunció a Stalin por un rosario de crímenes, creó una distancia irreconciliable entre los dos partidos comunistas, el soviético y el chino. Esta brecha se ampliaría hasta llegar a una ruptura parcial en 1960, cuando se abrió la polémica ideológica en torno a temas como la transición pacífica del socialismo al capitalismo, de la cual los chinos acusaron a los soviéticos, mientras que éstos motejaban a los chinos de chovinistas y pequeño-burgueses.
El bloqueo que Estados Unidos, Europa Occidental y Japón le declararon a China, se tornó hermético y asfixiante con la ruptura de las relaciones comerciales y de cooperación decretada por los soviéticos a partir de 1960. Mao estaba por fuera del poder del Estado desde 1957, cuando hubo de renunciar a la presidencia de la República Popular como consecuencia del fracaso del ‘Gran Salto Adelante’, cuya responsabilidad asumió. Liu Shaoqi, un dirigente de perfil pro-soviético, formado en las luchas obreras y urbanas, ascendió en su reemplazo a la primera magistratura de la República. Mao, dueño de una aureola de semi-dios, no se resignó a permanecer en el ostracismo político y acudió a las masas para recuperar el poder con consignas como la de la oposición a la restauración del capitalismo. Estalló entonces la revolución cultural, que Mao calculó sería de breve duración, pero que, a pesar de sus cálculos, se prolongó durante diez años. Representó un decenio de caos, como lo han llamado las generaciones posteriores. En el frente externo, que es el que en este ensayo nos interesa, fue una época de delirio revolucionario, con China como vanguardia de una pretendida liberación de los explotados y oprimidos del mundo. Se exacerbaron los conflictos con la Unión Soviética y con Inglaterra, con la primera en torno a diferendos fronterizos e ideológicos, y con la segunda, por la ocupación de Hong Kong desde la primera guerra del opio. Aquellos partidos o países que se alinearon con Moscú eran declarados anti-chinos por parte de Pekín. Tal fue el caso de Vietnam, país con el cual China mantuvo constantes fricciones por sus intentos de dominio sobre Cambodia y Laos, con el apoyo de la URRSS, hasta concluir en el desencadenamiento de una guerra en 1979. En África Negra, desde mediados de los años 60 del siglo pasado, fue también constante la disputa con los soviéticos, en Angola y Mozambique de manera particular, donde los unos y los otros hacían causa común con movimientos enfrentados entre sí dentro de la lucha por la liberación del dominio colonial portugués. En Asia Occidental, las fricciones tradicionales de China con la India sobrepasaban el tema fronterizo para ubicarse en el alineamiento de esa nación con la Unión Soviética, hecho que colocó siempre a China a favor de Pakistán en la disputa por la posesión de Cachemira. China vivió entonces un período de aislamiento como nunca antes había conocido.
Comienzo de la nueva era de reformas y apertura
Con la muerte de Mao en 1976 culmina la revolución cultural, y en 1980 se abre la nueva etapa de reformas y apertura al exterior liderada por Deng Xiaoping. China se convence de que para impulsar su nueva política se requiere un clima de orden interno y buenas relaciones con el resto del mundo. Empieza por mejorar sus vínculos con sus vecinos más próximos, la Unión Soviética en primer lugar, que se disuelve en1991. Resurgen acuerdos comerciales que dan paso a una gran era de prosperidad en los intercambios comerciales chino-rusos, a los cuales seguirán acuerdos estratégicos. Sin llegar a la revisión de fronteras con India, de todos modos procurará que en ese entorno fronterizo se viva un clima pacífico. La apertura, en todos los años de la década 80 del siglo pasado, llevará a un auge de la inversión extranjera en China. Todas las multinacionales importantes del mundo llegarán al territorio chino tras su fabuloso mercado. Merece relevarse aquí el efecto de distensión que sobre el conflicto Pekín-Taipei en el Estrecho de Taiwán (desde 1949), ejercen los crecientes intereses financieros y económicos del empresariado norteamericano en China. Taiwán se coloca como el segundo inversionista en importancia en todos los sectores de la economía china. Al mismo tiempo que aumentan los vínculos de todo tipo entre el continente y la isla, el litigio que Taipei alimenta de manera continua por su independencia respecto de Pekín se mantiene vigente, pero se va alejando la posibilidad de que Estados Unidos se arriesgue en su defensa más allá de los límites que le trazan los mencionados intereses y la necesidad de mantener cierto equilibrio en una Asia donde cada vez cuenta más el poderío político-militar de Pekín.
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